El presidente del Sindicato Andaluz de Funcionarios (SAF), Carlos Sánchez, lo tiene claro. La «solución» de las dos horas y media de trabajo computables a la semana con cursos de «mindfulness», de idiomas o de otras materias ha convertido una medida en principio positiva para los trabajadores del Gobierno autonómico en un «arma para atacar la dignidad de los funcionarios». «Es patético lo que han hecho, una chapuza de dimensiones bíblicas, y ha provocado un descontento generalizado entre los sindicatos profesionales de la Administración general, de educación y de sanidad», sintetiza

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